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¿Cómo debe actuar la familia ante la evolución del Alzheimer?

Las fases del alzhéimer son un proceso sumamente difícil de afrontar que requiere de conocimiento y entereza por parte del entorno familiar del afectado. Esta enfermedad degenerativa, que en nuestro país afecta a 600.000 personas, podría ralentizarse con determinado hábitos y actividades, así como la familia, que puede llegar a ser una de las claves para que la evolución del alzhéimer sea más lenta debido que si el entorno del paciente no sabe con qué se está enfrentando, su evolución va a ir más rápido.

El tratamiento adecuado de esta enfermedad es una de las formas clave con que se ha de ralentizar y se pueden, incluso, minimizar, siquiera coyunturalmente, sus síntomas, para que el enfermo pueda llevar una vida algo más activa y menos dependiente, al contrario de lo que sucede cuando la evolución de esta dolencia se acelera.

El tratamiento no es sencillo. En los primeros pasos de la enfermedad se suelen carecer de recursos terapéuticos adecuados, con lo que los familiares suelen esperar a que la enfermedad avance para acceder a un Centro de Día para que puedan recibir terapias que mantengan la autonomía y la funcionalidad del paciente.

En todas las fases de esta patología, el enfermo ha de mantener un tren de vida de envejecimiento activo y saludable, que incluya ejercicio físico, una dieta suficientemente equilibrada y vida social, para de este modo retrasar en lo posible el avance de la sintomatología de tal enfermedad neurodegenerativa. Ha de tenerse en cuenta que la vida apática, el abuso del colesterol y triglicéridos así como de azúcares simples y refinados industrialmente, el aislamiento social, o el consumo reiterado de alcohol, entre otros factores, contribuyen a desencadenar las demencias seniles como esta, e incluso a acelerar notoriamente sus síntomas y avance en la persona afectada.

Además, la mengua o carencia de vida social y los episodios depresivos y ansiosos provocan también una más rápida evolución de las demencias. La salud física y psíquica es un eficaz lenitivo que mitiga los sufrimientos del cuerpo y del ánimo ante el alzhéimer. Es en este punto donde la familia ha de apoyar al paciente e intentar evitar su aislamiento para frenar la evolución de las fases del alzhéimer y el aislamiento del enfermo hasta el punto de que pueda verse o creerse incomprendido y llegue a deprimirse.

Cómo actuar ante el avance de las etapas del alzhéimer

Hay que reforzar la psico estimulación y adaptación de déficits, el cuidador tiene el papel de tratar que el enfermo no se aísle. Ya en las fases más avanzadas hay que mantener la parte emocional que une a la familia. Un enfermo es una persona apática y cambia según sea la evolución el alzhéimer, se van aislando, pero necesitan continuamente esa emoción: el poder de los besos, los abrazos, etc.

Algunos factores de riesgo en la enfermedad de alzhéimer que pueden prevenirse son la diabetes, la hipertensión, la obesidad, la inactividad física, la depresión, el tabaquismo y la baja actividad cognitiva. De los siete factores de riesgo detectados, la mayor proporción de casos de alzhéimer se puede atribuir a la inactividad física, ya que un tercio de la población adulta son personas sedentarias e inactivas. Por lo tanto, ha de tenerse muy presente que la inactividad, la abulia, la falta de horizontes vitales o de objetivos inmediatos, son los factores más dañinos para el enfermo de esta patología o para el anciano que potencialmente pudiera padecerla.

Dicho esto, es evidente que es importante potenciar las actividades cognitivas, controlar los factores que alteran a la circulación sanguínea, llevar una alimentación equilibrada, realizar ejercicio físico y dejar el tabaco para que la evolución del alzhéimer se ralentice.

Por lo tanto, mantener las relaciones humanas utilizando el cerebro y la memoria, participar en la sociedad y no aislarse es lo importante. Además, hay que mantener un buen estado de ánimo y ejercitar al cerebro para que pueda suplir la ausencia de otras neuronas que mueren con la evolución de la enfermedad. Las fases del alzhéimer, y la enfermedad misma, han de combatirse con una vida activa, sana y con relaciones sociales.

¿Cuáles son los problemas más comunes a los que hacer frente?

Tanto familiares como cuidadores sabemos que conforme avanza la enfermedad en sus diferentes estadios, deben hacer frente a numerosos cambios, tanto en sus capacidades funcionales como al deterioro de sus capacidades cognitvas, como el habla, la pérdida de memoria, la atención y la orientación entre otras.

Cuando una persona se enfrenta a la pérdida de este tipo de capacidades, lo que implica la pérdida de autonomía progresiva, las personas de alrededor deben saber que se enfrentan también a alteraciones sicológicas y conductuales que afectan muy directamente a enfermo y a su entorno: tristeza, miedo, agresividad, cambios de humor, insomnio… que pueden llegar a ser un punto de conflicto para quienes se ocupan de ellos.

Estas conductas, pueden poner en riesgo incluso la integridad del cuidador, pues una conducta agresiva en un momento, por parte del enfermo, puede causar lesiones. Lo importante es mantener la calma y no entrar en conflicto con la persona enferma, sino tratar de llevar a cabo unas pautas para poder controlar este tipo de acciones.

La prevención es clave, y en muchas ocasiones es necesario pedir ayuda a los servicios públicos o administraciones para dar soluciones al problema. Ante todo, pensemos que se trata de una persona enferma la cual no podemos controlar sus reacciones por más que intentemos razonar. No es lo mismo estas conductas que hacer frente a la tristeza o la desorientación, para las cuales podemos trabajar otra serie de acciones con las que hacerles sentir mejor.

En cualquier caso, lo más importante es que podamos acompañar a la persona con alzheimer en su enfermedad y asimilar su deterioro, ofreciéndole tranquilidad, cariño, amor y los cuidados necesarios para mejorar su día a día en el transcurso del avance de la enfermedad.