El autocuidado supone asumir la responsabilidad sobre tu propia salud y llevar a cabo actividades que incidan de forma positiva en el equilibrio físico y psicológico. Por eso, el cuidador debe cuidarse para cuidar, además de mejorar la calidad de vida y aumentar la felicidad.
Sin ser consciente, el cuidador suele dedicar toda su atención y esfuerzo en cuidar del paciente, pero no pone ninguno en cuidar de sí mismo. A menudo, se siente culpable si dedica su tiempo al cuidado de su propia persona, estando la otra persona en una situación mucho más precaria.
Pero una vez que somos conscientes de lo importantísimo que resulta cuidar de uno mismo, es necesario tomar una decisión: ¿sigo manteniendo la misma situación o asumo esa necesidad de cambiar?
El autocuidado debe forma parte de una rutuna que se ha de llevar día a día, por lo que hay que vigilar tanto las conductas como las decisiones del cuidador.
Conductas perjudiciales para la salud:
- No seguir una dieta equilibrada
- No descansar durante la noche
- Dedicar poco tiempo a la higiene personal
- Ignorar las señales de cansancio y malestar
- Automedicarse para no perder el tiempo en ir al médico.
- Evitar pedir ayuda, aislándose del mundo y asumir toda la responsabilidad sobre el cuidado del paciente.
En este contexto, debemos tomar tiempo para explicar a otras personas el trastorno de la persona cuidada y cómo atenderle. ¿Por qué no compartir la responsabilidad siempre que nos sea posible? Deberás educarte a ti mismo, reforzando tus habilidades comunicativas para solicitar ayuda sin sentirte culpable siempre que sea posible. Todas las personas allegadas (miembros de la familia) deben involucrarse en la medida de lo posible.
Como te hemos dicho en anteriores entradas, también hay que educar a la persona dependiente para que no pida más de lo que es capaz de hacer. Este no debe solicitar más ayuda de la que necesita ni proyectas sus temores y frustraciones en la persona que le cuida.
Recuerda, sigue buenos hábitos de vida porque, si tú no te cuidas, no podrás ser buen cuidador. Hacer ejercicio de forma regular, disfrutar del ocio y tiempo libre, solicitar la ayuda necesaria, mantener una dieta equilibrada, acudir a tus citas con el médico… todo es importante para un estado completo de bienestar físico, mental y social.