El 95% de la población los ha sentido alguna vez. Sus síntomas más comunes son la pérdida de sensibilidad, el hormigueo e incluso el dolor. Piernas, pies, brazos y manos son objeto de estos entumecimientos, anecdót
Según explica Alberto Freire, responsable del grupo de habilidades en Neurología de la Sociedad Española de Médicos de Familia y Generales, su origen está en la compresión de los nervios o ‘cables’ que transmiten al cerebro las señales eléctricas.
Las malas posturas, los movimientos repetitivos, algunos trastornos crónicos o el proceso natural del envejecimiento son algunos de los motivos que se encuentran en la raíz de estas sensaciones. Las primeras experiencias de adormecimiento o entumecimiento que sentimos suelen venir de las malas posturas al dormir, cuando situamos un brazo bajo la cabeza durante la noche o nos quedamos dormidos leyendo o viendo la tele.
Es una sensación desagradable y como animales que somos, señala Freire, por intuición para huir del dolor realizamos acciones como sacudirnos los dedos, cambiar de posición e intentar relajar la zona. En este sentido, costumbres como realizar una cruz con saliva en la zona adormecida son para Freire fruto de la cultura popular y no poseen ningún tipo de apoyo científico.
El facultativo explica que cuando existe artrosis, un trastorno más común con el paso de los años, el desgaste de los huesos puede dar lugar a que en estos existan ‘picos’ que rocen con los nervios y que produzcan estas sensaciones de hormigueo a largo por ejemplo de la columna vertebral. También sucede en el caso de la ciática en la que se produce una compresión de los grupos de raíces nerviosas de la parte baja de la espalda.
Los movimientos repetitivos con las manos como agarrar o girar que son muy comunes en actividades profesionales como las agricultores, fontaneros o carpinteros pueden dar lugar trastornos como el de túnel carpiano, también muy común entre los profesionales que pasan largas horas al teclado. En este caso es el nervio mediano, en su paso por un estrecho canal en la base de la mano, el que resulta comprimido y produce dolor y adormecimiento en la mano, muñeca y brazo.
Los pacientes diabéticos deben ser especialmente prudentes en lo que se refiere a estos síntomas ya que pueden formar parte de la denominada neuropatía diabética.
En este trastorno, los finos vasos sanguíneos que aportan sangre a los nervios distales se ven alterados y producen un deterioro de la sensibilidad ante el dolor, sobre todo en el caso de los pies.
En cuanto a los errores más comunes del día a día que pueden dar lugar a estos trastornos de compresión nerviosa, Freire apunta a la ciática en varones derivada de llevar la billetera en el bolsillo de atrás del pantalón y a los dolores de los miembros superiores en las mujeres que llevan siempre en el mismo lado del cuerpo un bolso pesado.