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Nuestro estilo de vida, responsable de los infartos

Durante muchos años, se ha creído que el desarrollo de enfermedades cardiovasculares se ha debido en exclusiva a los genes. Sin embargo, son cada vez más estudios los que apuntan a que nuestro estilo de vida tiene mucho que ver con el desarrollo de infartos o ictus y, por lo tanto, de la muerte prematura de muchas personas.

Uno de ellos es el de la Universidad de Nuevo México, que hace una comparativa entre los pueblos indígenas de la Amazonia boliviana y el denominado estilo de vida occidental. Para ello, realizaron escáneres coronarios a más de 700 adultos de edades entre 40 y 94 años con el fin de estudiar el envejecimiento de sus arterias coronarias. ¿El resultado? No salimos muy bien parados.

Casi 85% de los participantes evaluados no tenía riesgo de enfermedad cardiovascular. Un riesgo, además, que fue bajo en un 13% de los casos y de grado moderado-alto solo en el 3%. Para ser más exactos, en el caso específico de los mayores de 75 años, el 65% no tenía ningún riesgo, el 27% tenía un riesgo bajo y solo el 8% restante tenía un riesgo medio-alto.

Los escáneres coronarios estadounidenses han sido muy distintos en otros estudios realizados.

En un trabajo en el que se realizaron escáneres coronarios a 6.814 estadounidenses con edades entre los 45 y los 84 años, los resultados fueron francamente arrolladores. El porcentaje sin riesgo cardiovascular fue de tan sólo un 14% y el de aquellos con un riesgo moderado-alto, de hasta un 50%.

¿Cuál es la diferencia? Ellos no recurren a la comida rápida. No cogen el coche. No pasan horas delante de la televisión. No fuman. Esto reduce los niveles de envejecimiento vascular y su incidencia de aterosclerosis es cinco veces menor que la de los ciudadanos estadounidenses.

Conclusiones

Una dieta baja en grasas saturadas y con un gran contenido en carbohidratos ricos en fibra no procesada, además de alta en carne y pescado, unido con actividad física, puede prevenir el endurecimiento de las arterias coronarias. 

Gregory S. Thomas, co-autor de la investigación, explica que este estudio «sugiere que la aterosclerosis coronaria podría evitarse si la gente adoptara algunos de los elementos del estilo de vida de los chimanes, como sería mantener unos niveles bajos de colesterol LDL, presión sanguínea y azúcar en sangre, así como no fumar y mantenerse físicamente activos. La mayoría de los chimanes son capaces de vivir toda su vida sin desarrollar ningún grado de aterosclerosis coronaria».