La artritis es una enfermedad que produce inflamación en las articulaciones, afectando al tejido que envuelve y protege al cartílago, la membrana sinovial. Este tejido recubre el interior de las articulaciones móviles, con el fin de producir un líquido gelatinoso que disminuye el roce entre el cartílago y las otras estructuras del interior de la articulación.
La artritis afecta de media al 30% de la población mayor de 65 años y afecta más a las mujeres que a los hombres. El sobrepeso o la obesidad, al igual que la predisposición genética son factores que determinan su aparición. Esta afección es frecuente en las personas mayores lo que les impide realizar sus actividades diarias con normalidad, impidiendo el movimiento y el funcionamiento correcto de las articulaciones afectadas.
Uno de los primeros síntomas es la aparición de dolor en la articulación e inflamación, además de estar caliente e hinchada, presenta rigidez matutina prolongada y a veces erupciones cutáneas, úlceras orales u otras afectaciones de órganos internos. Se trata de una enfermedad crónica y progresiva.
Dos de las principales características de quienes la padecen es que provoca debilidad y deformación a las zonas afectadas, por ejemplo, en los dedos de las manos y pies o las muñecas, por poner tres de los ejemplos de los más comunes.
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Artritis reumatoide, la más común en personas mayores
Existen varios tipos de artritis y muy variados, como pueden ser la esclerodermia, artritis infecciosa, espondilitis anquilosante, fractura ósea previa… cuyo denominador común es dolor articular e inflamación que nos alerta de la aparición de la enfermedad. La artritis reumatoide es la más común entre las personas de la tercera edad, que se caracteriza por la inflamación que afecta a la unión de los huesos, causando una disfunción de los mismos y un grupo de síntomas que llegan a invalidar al enfermo.
La artritis reumatoide es crónica, degenerativa y no tiene cura. Su efecto es progresivo y provoca deformidades en las extremidades, siendo las zonas más afectadas las manos y los pies, aunque puede generalizarse. Las personas afectadas llegan a sentir desde un fuerte dolor hasta cansancio extremo y rigidez. Cuando la enfermedad está muy avanzada puede llegar a dañar órganos como el riñón, corazón o los pulmones.
¿Cómo diferenciar la artritis de la artrosis?
Artritis y artrosis son muy similares y a la vez diferentes y es normal que causen confusión. Cuando una persona padece artritis, se ve dañada la membrana sinovial, sin embargo, la artrosis afecta a los cartílagos. En ambos casos el dolor y la rigidez es común, pero cuando una persona padece artritis, este dolor es más constante, incluso si permanece en reposo. La artrosis, por el contrario, aumenta el dolor cuando se realiza algún movimiento y desaparece o se reduce cuento está en reposo.
Para tratar la artritis en personas mayores es esencial controlar los síntomas, en particular el dolor y mejorar la funcionalidad del paciente. También la fisioterapia es importante para mejorar la flexibilidad y fortalecer las articulaciones afectadas y permitir o mejorar el movimiento de los músculos.