Saltar al contenido

Cuidado de enfermos. Evita el sueño que provocan los medicamentos contra la alergia

Aunque no está siendo de los años más duros, llevamos ya un mes sufriendo las causas de las alergias al polen y gramíneas. Picores de nariz, estornudos, mucosidad y congestión nasal con algunos de los síntomas que, si no vivimos en nuestras propias carnes, estamos acostumbrados a ver en varias de las personas que nos rodean.

Recientes estudios han declarado que son los niños y ancianos los que más sufren este problema. En mSoluciona Castellana, como expertos en el cuidado de mayores a domicilio en Madrid y servicios de cuidado a niños, nos encargamos de proporcionar a los pacientes todos los medicamentos que hagan falta para evitar complicaciones y acompañarlos a sus visitas al médico siempre que haga falta.

Es muy probable que el médico profesional nos recete antihistáminicos, en ocasiones acompañados de un spray nasal con corticoides para la congestión. Y el gran problema que nos encontramos al tomarlos, a pesar de que reducen considerablemente los síntomas de la alergia, es que nos dan sueño…

¿Por qué?

Estos medicamentos actúan sobre la histamina. Esta es una hormona y neurotransmisor que interviene en las respuestas del sistema inmunológico, además de regular el ritmo del sueño, por lo que estos medicamentos pueden provocar somnolencia. ¿No has escuchado nunca a un alérgico que prefiere sufrir congestión y picor de ojos a ir “grogui” durante el día? Es importante tener en cuenta que no debemos dejar de medicarnos, debido a que en caso contrario la rinitis puede acabar convirtiéndose en asma alérgica.

Hay tres grandes grupos de antihistamínicos de segunda generación: las fenotiazinas, las piperazinas y las piperidinas. En caso de que nuestro antihistamínico nos siga produciendo este efecto secundario, podemos recurrir a nuestro alergólogo.

La mayoría de los antihistamínicos recetados son los llamados de “segunda generación”. Los de primera generación provocaban más somnolencia, mientras que los nuevos, además de ser muchos más eficaces, tienen menos efectos secundarios en el paciente.

Sí, pueden producir somnolencia, ya que dependerá de cada persona, pero menos que los denominados de primera generación.