Es cierto que los supervivientes de cáncer, tras superar la enfermedad, aumentan su motivación a la hora de informarse acerca de cuál es la mejor alimentación y de los cambios en la dieta destinados a mejorar su salud. Sin embargo, un nuevo estudio que compara sus patrones dietéticos con las del resto de personas indica que, a menudo, su alimentación no es la correcta. El estudio, publicado en la edición digital de la revista Cáncer, muestra la necesidad de intervenciones dietéticas en esta población vulnerable.
Así, los supervivientes de cáncer tienen significativamente elevados los riesgos de diversos problemas de salud y la nutrición es uno de los pocos comportamientos modificables que pueden prevenir o retrasar su aparición.
Para alcanzar los resultados de este estudio, los investigadores analizaron las dietas de 1533 adultos que participaron en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 1999 a 2010, estudiando cómo las dietas se adaptadas a las propuestas de la Guía Alimentaria 2010 para los estadounidenses.
De esta forma vieron que los supervivientes de cáncer tenían una mala adherencia a las guías, una adhesión que fue especialmente pobre en la ingesta recomendada de verduras y granos enteros. En comparación con los individuos sin antecedentes de cáncer, los que han padecido y superado un cáncer consumen menos fibra y calorías vacías, como las de las grasas sólidas o azúcares añadidos.
Además, la calidad de la dieta en los supervivientes de cáncer aumentó con la edad: a mayor edad, mejor era la calidad de la dieta. Otro dato significativo tiene que ver con el nivel educativo: los supervivientes con menos estudios (hasta secundaria) presentaban significativamente peor calidad de la dieta que las personas con educación superior. Igual ocurre con los fumadores, cuya alimentación era de peor calidad que la de los no fumadores o exfumadores. No hay que olvidar, además, que estudios recientes muestran que entre un 15 y un 20% de la población adulta sufre desnutrición o está en riesgo de padecerla.
Dentro de los cuatro tipo principales de cáncer en Estados Unidos (mama, próstata, pulmón y cáncer de colon y recto), los supervivientes de cáncer de mama tenían una dieta de mejor calidad, mientras que los de cáncer de pulmón presentaban la peor dieta en cuanto a calidad.