Saltar al contenido

La obesidad en las personas mayores

La obesidad en las adultos mayores

La obesidad en los mayores es un problema grave que se halla peligrosamente vinculado con diversas enfermedades crónicas, e incrementa tanto el riesgo de morbilidad como el de mortalidad de las personas que la padecen. Por lo tanto, la prevención de la obesidad se hace especialmente urgente y necesaria a medida que vamos avanzando en las edades de la vida.

Según Encuestas Europeas de Salud Pública y datos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, esta patología constituye un grave problema de salud pública. En España, en torno al 23,6% de los mayores de 65 años padece obesidad, y otro 45% aproximado, sobrepeso. Se dice que solo un 30% de las personas en este espectro de edad se encuentra en lo que entenderíamos por su peso normal. Cabe recalcar que en nuestro país, los trastornos y patologías de sobrepeso y obesidad se encuentran entre los mayores de toda la Unión Europea, sobrepujando con mucho la media de los países del entorno comunitario.

Durante el proceso biológico de envejecimiento, se producen diversos cambios decisivos en nuestra fisiología y nuestro organismo. Así, por ejemplo, se disminuye considerablemente el agua corporal total; y también crecen de forma muy notable los compartimentos grasos, que se incrementan de un 14 a un 30%, en tanto que disminuye la masa ósea y muscular. La masa magra de nuestro cuerpo, conformada por las vísceras, huesos y músculos, es decir, toda aquella masa de nuestro cuerpo que se halla exenta de grasas, representa aproximadamente el 45% del peso corporal de los varones y el 35% de las mujeres.

A partir de los 25 años de edad, tal masa exenta de grasa va reduciéndose de forma paulatina a expensas de la llamada masa magra apendicular esquelética (MMAE), que es la masa magra de las extremidades superiores e inferiores. A todo ello hay que agregar que el tejido graso que se halla bajo la piel, y también en el abdomen, en el retroperitoneo (zona que alberga parte de los órganos gastrointestinales, y de otros órganos como el hígado, el páncreas o los riñones, etc), y rodeando los grandes vasos sanguíneos, se incrementa asimismo con el transcurrir de los años, paralelamente a una reducción notable de la fuerza y el tamaño de los músculos. Este es otro factor a tener muy en cuenta a la hora de trazar las causas de la obesidad en los mayores.

Sea como fuere, los factores causantes del deterioro del índice de masa corporal (IMC), a medida que avanza la edad biológica, son diversos:

  • Una de las más señaladas es el cambio en los hábitos de alimentación, con la ingesta de mayores cantidades de lípidos y azúcares.
  • También se señala como una causa determinante la disminución de la actividad física, sea por el desarrollo de hábitos sedentarios, o bien, sencillamente, por problemas de la edad o por un cambio gradual del estilo de vida de la persona.
  • A todo ello cabe añadir otras causas, relacionadas con la genética o con determinados problemas de salud física y psíquica, o del carácter y las emociones de la persona afectada.
  • Las enfermedades crónicas pueden ser, a su vez, el detonante de problemas de sobrepeso.
  • También es curioso señalar que, según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la presencia de obesidad suele ser inversamente proporcional al nivel educativo.

Cómo prevenir la obesidad en personas mayores

En las personas mayores, las razones fundamentales de la necesidad de prevención de la obesidad estriban en que esta acarrea un mayor riesgo de sufrir patologías circulatorias (principal causa de fallecimiento entre los ancianos), así como diabetes, problemas musculares, respiratorios etcéteras. A su vez, puede decirse que la obesidad en los mayores es un círculo vicioso, pues revierte en mayores limitaciones funcionales por la pérdida de masa muscular y de fuerza, lo que obstaculiza la realización de actividades cotidianas, incluso de las más básicas.

Los mayores son, por tanto, más vulnerables a sufrir obesidad debido, sobre todo, al sedentarismo por la pérdida de actividad. Intentar prevenir esta situación es vital y necesaria para mantenerse sanos por lo que es necesario llevar a cabo una serie de recomendaciones y hábitos saludables como los que exponemos a continuación:

-Dieta equilibrada: rica en frutas, verduras y cereales no refinados, restringiendo el consumo de azúcares y grasas. Siempre equilibrando las grasas, hidratos de carbono y proteínas, ya que su aporte es necesario para el organismo.
– Ejercicio físico: un estilo de vida activo favorece a mantenerlos en forma y adquirir un peso corporal acorde, produciéndose una pérdida de peso si se realiza una actividad física más intensa. Aunque debemos recordar que el envejecimiento, en muchos casos, impide poder realizar ejercicio físico intenso, pues es propiamente limitante a este y todo lo que conlleva. De cualquier manera, 20 minutos diarios de actividad física moderada son beneficiosos y recomendados para cualquier persona.
– Atención sicológica: en determinados casos, puede ser un complemento de refuerzo para la dieta y el ejercicio, incidiendo en los hábitos a la hora de comer mediante terapia. Una serie de medidas que afectan a la conducta y que son eficaces para personas con sobrepeso u obesidad extrema.
– Medicación: En otras ocasiones, los fármacos pueden conseguir bajar de peso y actúan como complemento también del ejercicio físico y la dieta.
– Cirugía: quizá, en última instancia, la cirugía sea un remedio para casos extremos en los que ninguna acción anterior sea efectiva. Los riesgos y beneficios que puede suponer hay que meditarlos bien.

Todas las medidas se han demostrado eficaces en la reducción del peso corporal, pero hay que estudiar y analizar cada caso en cuestión. Cuando la situación aconseja una mayor pérdida ponderal los tratamientos serán más determinantes y siempre será supervisado por un nutricionista o médico especialista en cada caso, que determinará que tipo de actuación llevar a cabo.