El síndrome del cuidador quemado está cada vez más presente en nuestro país, ya que el índice de crecimiento vegetativo de la población desciende mientras correlativamente la propia población tiende a envejecer de manera paulatina hasta niveles demográficos nunca antes vistos. Además, no es en absoluto un fenómeno aislado a escala española, sino que se repite en todos los países desarrollados. Y a medida que se incrementa el contingente de población envejecida, lógicamente también lo hace el de gente con pérdida de la autonomía personal por enfermedades crónicas, degenerativas, etc., en su mayor parte asociadas a la tercera edad o a un envejecimiento insano (sea por falta de actividad física, de relaciones sociales, por abundancia de episodios depresivos y ansiosos ligados a los cambios fisiológicos de la ancianidad…)
Por fortuna, se ha ido extendiendo una creciente sensibilidad en las más diversas sociedades y países del mundo hacia los problemas de las personas dependientes y también de aquellos de su entorno familiar que deben hacerse cargo de ellos. Esto se ha reflejado claramente en la legislación, como es el caso de la española Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, ley que se inspira claramente en el modelo europeo, sobre todo francés y alemán.
En este entorno en que sobreabunda la población envejecida y dependiente, también se está produciendo un fenómeno bastante generalizado ante el que debemos adoptar las prevenciones adecuadas. Se trata del Burnout Syndrome de los cuidadores, aquellas personas que, por verse bajo el peso de numerosas responsabilidades, acaban experimentando un considerable desgaste psicológico. Este síndrome es especialmente habitual entre los cuidadores no profesionales pertenecientes el entorno familiar de la persona con problemas de pérdida de la autonomía personal, y que precisa de apoyo frecuente o extenso (lo que en la legislación española se conoce como Grados II y III de Dependencia, o Dependencia Severa y Gran Dependencia).
¿Cómo evitar el síndrome de desgaste psicológico del cuidador?
Para evitar el desgaste psicológico y el “acabar quemado” de las arduas y con frecuencia ininterrumpidas tareas que comporta el apoyo a una persona que no puede valerse por sí misma, es preciso que el cuidador (sobre todo, si es no profesional) siga estos consejos:
- La persona que se responsabiliza de otra también tiene derecho a cuidar de sí misma. Por ello es preciso tener en cuenta que un ritmo de trabajo excesivo y apenas ininterrumpido puede minar nuestra salud física y mental. Hemos de organizar nuestros tiempos de trabajo de forma tal que podamos respirar y descansar, al mismo tiempo que satisfacemos las necesidades y exigencias esenciales de la persona dependiente. El síndrome del cuidador quemado se origina principalmente en la mala organización de los tiempos.
- Si no podemos solos con las labores de cuidado del día a día, lo más sensato y razonable es buscar ayuda de otros familiares, y, si es posible, de un profesional especializado que realice tareas de cuidado y de apoyo a domicilio.
- No alimentar sentimientos de culpabilidad, que sólo pueden dañarnos.
- Expresar las propias emociones. En una situación tan delicada y difícil, y que además conlleva implicaciones emocionales, es indispensable que nos desahoguemos para no caer en la ansiedad, la depresión o los episodios violentos, y para mantener una relación psicológica más saludable con la persona a nuestro cuidado.
- Rechazar manipulaciones. Las personas que se ven obligadas a depender de otras muy a menudo tienden a manipularlas para sus fines. Las razones de ello son varias: problemas psíquicos, miedo a la soledad o a ser abandonados, etc. En este sentido, es fundamental que nos expresemos con claridad y de forma sana, evitando relaciones viciadas.
El síndrome del cuidador quemado puede y debe evitarse, pero es necesario que seamos razonables, tomemos en cuenta estas recomendaciones, y, a ser posible, contemos también con el apoyo de profesionales del cuidado.